Casi la mitad de los directivos españoles, ajenos a las opiniones y perspectivas de los grupos de interés

Los Consejos de Administración están sometidos a una presión cada vez mayor tanto por parte de la sociedad, las entidades regulatorias y los propios clientes o accionistas para que aseguren una mayor interacción con sus distintos grupos de interés, e incorporen sus puntos de vista y expectativas a su estrategia y a la gestión de la compañía. Pero en el caso de España, casi la mitad de los directivos de empresas (el 44%) no aplica medidas específicas para obtener y solicitar las opiniones y perspectivas de sus grupos de interés, según las conclusiones del informe ‘Compromiso más allá del Consejo: qué esperan los grupos de interés’, elaborado por Grant Thornton.

Actualmente, el 55% de los directivos españoles percibe que, en los dos últimos años, se ha incrementado la presión sobre los consejos de administración para que estos órganos de dirección presten más atención a las demandas de sus stakeholders (es decir, empleados, proveedores, comunidades, consumidores, accionistas…). Sin embargo, sólo 4 de cada 10 directivos busca activamente conocer la opinión de esos grupos de interés. En otros países de nuestro entorno, ese anhelo de escuchar a estos colectivos alcanza a casi 7 de cada 10 directivos, en el caso de Reino Unido, o a 6 de cada 10 en el caso de Italia, por bien que el parámetro español está alineado con las medias global (55,5%) y europea (52,6%).

Ningún directivo puede mantenerse hoy al margen de las expectativas de sus clientes y de las exigencias de sus empleados cuando estas cambian tan rápidamente. Además, hasta el más pequeño grupo social tiene acceso a herramientas y medios de difusión muy poderosos con las que se pueden llegar a generar auténticos “incendios digitales” y crisis de reputación en cuestión de horas.

La necesidad de diálogo se ve acentuada por la velocidad a la que se transforman los mercados, a la que cambian las expectativas de los clientes y a la que aparecen y desaparecen grandes imperios empresariales.

El buen Gobierno Corporativo se constituye así en un deber, y en una necesidad a la hora de generar confianza y obtener legitimidad social. En este sentido, la demanda de información sobre las políticas y la práctica de Gobierno Corporativo aumentan cada día desde múltiples frentes.

Empresas de todo el mundo, sector y tamaño se enfrentan a una necesidad creciente de aumentar la capacidad y la diversidad en sus consejos de administración, no sólo a través de un mayor número de mujeres o personas de grupos escasamente representados, sino también ampliando el perfil de conocimientos y perspectivas del propio equipo de dirección.
Al contar con unos consejos de administración más diversos se contribuye a mejorar los resultados y la creación de valor ya que se dispone de una perspectiva más amplia, contribuyendo así a frenar los riesgos de autocomplacencia y “pensamiento de grupo”.

Al asegurarse de que su estructura de buen gobierno está preparada para las nuevas realidades del mercado no sólo se fortalecerá la imagen de marca comercial y como empleador de la organización, sino que además contribuirá a mitigar el riesgo de reputación y estará mejor posicionada para gestionar y mitigar posibles sorpresas negativas. Al fin y al cabo, una organización prospera si las comunidades que la integran también prosperan.

Los stakeholders de todo el mundo exigen una mayor participación en el rumbo de las empresas que influyen en sus vidas, ya sea en su condición de empleados, clientes, proveedores, inversores o ciudadanos de la comunidad en la que opera la organización. Cada vez más figuras políticas e instituciones ejercen una mayor presión sobre las empresas para que alineen sus intereses con los del conjunto de la sociedad. Por ello, es importante desarrollar mecanismos eficaces para invitar a los grupos de interés a dar su opinión y actuar en base a dicha información.

Informe Grant Thornton: ‘Compromiso más allá del Consejo: qué esperan los grupos de interés’. 

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